Somos energía, átomos moviéndose incesantemente. Todo lo que nos rodea también son átomos, que unidos de forma específica, forman materia. Dependiendo de la velocidad que tenga esos átomos al moverse, la frecuencia vibracional de esa materia será más rápida o más lenta. Cuándo hay un conjunto concreto de materia que se mueven con una frecuencia similar se agrupan creando un estado vibracional o dimensión. Y todo lo que se encuentra en esa dimensión tiene átomos que se mueven en un rango de vibración similar.
De esa manera surgen las diferentes dimensiones y la multidimensionalidad de cada materia, ya que cada materia puede estar compuesta de diferentes conjuntos de átomos que se mueven más o menos rápidos o lentos. Creando una frecuencia vibracional de onda corta y lenta o rápida y larga. Teniendo diferentes espectros de la misma materia agrupados en diferentes rangos de vibración. En esas franjas, llamadas dimensiones, pueden reconocerse entre sí todos los miembros que la componen, porque más o menos, a grandes rasgos, tienen las mismas características vibracionales de frecuencia. Y tantas dimensiones, como agrupaciones energética, puedan coexistir dentro de un mismo espacio vibracional. Estás diferentes agrupaciones de energía llamadas dimensiones no se catalogan cómo “buenas” o “malas” simplemente son diferentes fracciones de un mismo Todo que vibra a diferentes frecuencias. ¿Qué hace que cada materia tenga una vibración más o menos rápida? Ahí tiene mucho que ver la velocidad que tienen los átomos. La aleación que hacen unos con otros, uniéndose por resonancia energética, creando materia más o menos densa o lenta. Esto traducido a la vida que lleva un ser humano, podemos afirmar que lo que hace que los átomos vibren más despacio son los karmas, traumas y bloqueos que tenemos. Los bloqueos pueden ser generados por nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. Los karmas y traumas los traemos de otras vidas y se alojan en nuestros chakras.
La gran fuente de energía madre dónde se gestan y forman las aleaciones precisas que generan materia, ha creado todos los átomos para crear todo tipo de materia posible. Dicha fuente energética Madre está constantemente en evolución creando materia nueva.
Si ahora ėsto lo aplicamos a nuestro universo y a nuestro planeta, podemos comprobar que también se encuentra lleno de diferentes materias que se han descompuesto en diferente fracciones de energía llamadas dimensiones. Dónde viven diferentes seres y organismos en cada dimensión que se han agrupado por resonancia vibracional. Por lo tanto, si eso lo aplicas a ti y a tu “aquí y ahora” puedes darte cuenta de que sólo eres una fracción de materia que vive en la tercera dimensión. El resto de fracciones de esa gran materia viven en diferentes dimensiones dónde se agrupan por resonancia vibracional.
Enumeramos las dimensiones con la información que disponemos en este planeta. Pero realmente no hay números que puedan cuantificar la vibración de cada dimensión, ya qué son fracciones de un todo indivisible. Por lo tanto nosotros vivimos en la que se denomina tercera, ya que en las primeras viven seres o materia sin nuestra conciencia y evolución. Son fracciones donde su frecuencia vibracional es más baja, porque no tienen la capacidad de ampliar su conciencia y evolucionar. Eliminando las aleaciones de átomo que hacen que se muevan más despacio.
La materia, en cada caso, tiene la estructura atómica molecular que necesita para existir en ese momento. Nosotros habitantes de la tercera dimensión, cómo materia energética en constante movimiento y evolución, podemos hacernos eco de las otras fracciones de nosotros en dimensión superiores y una parte de nosotros se vuelve consciente de ésto y asciende en la escala de las dimensiones superiores. ¿Cómo se asciende en la escala de dimensiones? Nuestro átomos comienzan a moverse más deprisa creando moléculas con una frecuencia vibracional más rápidas y dejando atrás está fracción de nuestra materia que vibra más despacio. Este es el momento en que pasamos de una dimensión a otra. Y se mueven más deprisa por que se eliminan los bloqueos, karmas y traumas que generan energía densa y lenta, que nos habían vuelto “pesados”. Gracias a la ampliación de consciencia que se produce con el cambio evolutivo espiritual, mental y emocional, podemos deshacer el lastre que nos hace pesados y ascender a dimensiones superiores. Pero no desaparece la fracción nuestra que vive en la tercera dimensión sino que tomamos conciencia de la fracción nuestra que vive en la cuarta dimensión. Entonces una parte de nosotros está en la tercera y otra en la cuarta cuando ascendemos en la escala de las dimensiones. Nuestra fracción de tercera no es consciente de la fracción de materia de cuarta, si no que, al tomar conciencia, ya es un ser de cuarta. Y así sucesivamente hasta tomar conciencia de esa gran materia energética, ese gran dios que somos, que está fraccionado en diferentes estados vibracionales o dimensiones. En estados vibracionales superiores al que nos encontramos ahora, esas fracciones de materia que somos tienen diferentes cualidades y características. Siendo así podemos ser ángeles, maestros ascendidos o cualquier otro ser de luz. Adaptándonos a las características de cada dimensión y siendo las cualidades de esa fracción de nosotros en esa dimensión concreta la que nos dará la categoría de una cosa u otro.
Toda la vida buscando fuera de nosotros cuando el Todo y todo lo que nos ayuda y Es está dentro de nosotros.
